Álvar García de Santa María

[1]​ Fue miembro de una poderosa familia judía castellana, los Leví, que tras la conversión cambiaron su apellido por García Santa María.

[2]​ Nacido en Burgos, era hijo del judío Simeón ha-Levi, recaudador de impuestos.

Ambos hermanos mantendrán una relación muy unida hasta el fallecimiento de Pablo.

En el año 1403, Benedicto XIII nombró a su hermano Pablo obispo de Cartagena.

Este suceso ratificó la gloria del infante de Castilla y le benefició a Álvar para convertirse en cronista regio.

Su posición económica mejoró notablemente en los próximos años mediante la adquisición de tierras e inmuebles en Pampliega (Burgos).

También fue testigo de los acontecimientos que se desarrollaron en Alcántara, en julio del año 1431.

Allí don Álvaro de Luna capturó al infante Pedro y puso fin a la resistencia armada que había ejercido junto con su hermano el infante Enrique.

Don Álvar García fue elegido por el regente don Fernando I de Aragón para continuar las crónicas reales que se encontraban interrumpidas desde el año 1395, en que Pero López de Ayala termina su labor como cronista para dedicarse al estudio y a las letras.

Como consecuencia de las negligencias y las detenciones que tuvo la crónica, se había producido ya una refundición.

Aquí, don Álvar, se limita a registrar los hechos militares y políticos protagonizados por el regente Fernando I de Antequera.

La última copia se  custodia en la Bibliothèque Nationale de France (París).

Diccionario Filológico de Literatura Medieval Española, Madrid, Castalia, pp.

Historia Crítica de la Literatura Española, Madrid, José Fernández Cancela.

Portada de la edición de la Crónica de Juan II (Sevilla, 1543).