La acumulación del ácido fitánico en tejidos produce una leucodistrofia poco frecuente denominada enfermedad de Refsum.
[4] Los seres humanos no sintetizan ácido fitánico sino que lo ingieren en la dieta cuando comen la carne y productos lácteos de los ruminantes.
Las esponjas de agua dulce contienen ácidos terpenoides tales como los ácidos 4,8,12-trimetiltridecanoico, fitánico y pristánico, lo que indica que estos compuestos pueden tener un significado quimiotaxonómico tanto para las esponjas marinas como para las de agua dulce.
El ácido fitánico actúa como un agonista del receptor PPAR y, por lo tanto, puede interferir con el metabolismo de la glucosa.
[6] En cambio, sufre una alfa oxidación en el peroxisoma celular, donde se convierte en ácido pristánico mediante la eliminación de un carbono.