En realidad, tradicionalmente, los corsés deben ser realizados a medida, para una única persona.En la transición del siglo XIX al XX, una nueva tendencia proveniente de París comienza a calar en la moda, la Belle Epoque.La silueta se libera y prima una figura recta, sin destacar las formas femeninas.Tras la Segunda Guerra Mundial, en 1947, el modista Christian Dior populariza una nueva silueta, la New Look, en la que la cintura se afina de nuevo y la falda vuelve a ser de vuelo muy amplio, aunque no hasta el suelo.A partir de este momento, el uso del corsé pierde popularidad, aunque se reserva mayoritariamente a la alta costura o para círculos minoritarios que se atreven con esta prenda.En las mujeres su uso es más frecuente para resaltar las curvas, reduciendo la cintura, marcando el busto y la cadera.El corsé, al ser una prenda interior, sirve para dibujar la figura que se desea conseguir.Los corsés deben ser escogidos en una talla muy precisa que se da en centímetros.Actualmente en el ámbito del fetichismo es considerada como un icono, ya que limita el movimiento y acentúa las formas femeninas.El corsé por tanto es versátil y mientras que para el rol dominante sería un símbolo de poder, remarcando su cuerpo con dureza, para el sumiso sería un elemento limitador y opresor, porque está en una posición inferior a su «amo».
Corsé de metal, siglo
XVI
.
Figura cónica mediante corsé, siglo
XVIII
.
A la izquierda, la forma correcta de llevar un corsé. A la derecha, se muestra cómo empuja el estómago hacia abajo en vez de sujetar al usarlo incorrectamente.