Giuseppe Tartini

Los estudios le resultaron ser tan fáciles que dispuso de mucho tiempo libre para dedicarse a su pasión, la esgrima.

[2]​ El maestro organista del convento, el célebre Bohuslav Matěj Černohorský, le dio lecciones de música.

Tartini descubrió lo que se llamó el fenómeno del tercer sonido (los toni risultanti o bien, los toni di Tartini): al hacer sentir las notas superiores conseguía la resonancia de la tercera parte de la nota del acorde.

Tartini quedó muy decepcionado consigo mismo, hasta el punto de marchar a Ancona y aislarse para practicar sobre todo la técnica del arco.

En 1721 es nombrado maestro de capilla en Il Santo, en Padua, con un contrato que le permitía dar conciertos para otros.

Su contrato le permitió ofrecer conciertos fuera de Padua; así tocó en Parma (1728), Bolonia (1730), Camerino (1735), Roma (puede que en 1737), Ferrara (1739), Verona y con frecuencia en la cercana Venecia.

Algunos de ellos llegaron a ser grandes violinistas: Pasquale Bini, Domenico Ferrari, Pietro Nardini, Domenico Dall'Oglio, Joseph Touchemoulin, Pierre la Houssaye, Carminati, Magdalena Lombardini, Antonio Capuzzi y Francesco Salieri, que dio clases de violín a su hermano menor, el futuro compositor Antonio Salieri.

Además desarrolló una nueva técnica de manejo del arco, todavía vigente, e introdujo mejoras en las cuerdas.

Tartini la compuso a raíz de un supuesto encuentro con el Diablo, como le contó al astrónomo francés Jérôme Lalande, donde Lalande deja registro en su libro Voyage d'un François en Italie, según el escrito Tartini dijo:[9]​ “Una noche, en 1713, soñé que había hecho un pacto con el Diablo y estaba a mis órdenes.

Mi asombro fue enorme cuando lo escuché tocar, con gran bravura e inteligencia, una sonata tan singular y romántica como nunca antes había oído.

Inmediatamente tomé mi violín deseando recordar al menos una parte de lo que recién había escuchado, pero fue en vano.

En sus últimas creaciones la expresividad melódica se impuso finalmente sobre el virtuosismo puramente técnico de sus primeras partituras.

Retrato de Giuseppe Tartini (1761) por Carlo Calcinotto
«El sueño de Tartini» (1868) por James Marshall
Busto monumental de Tartini en la Basílica Santa Justina de Padua , Italia .