La frontera con Francia se encuentra a tan solo veinte kilómetros, la misma distancia que la separa de la capital provincial.[4][5] En 1920 albergó la conferencia aliada tras la Primera Guerra Mundial, en la cual se ratificaron y legalizaron los repartos territoriales que formaron parte de la partición del Imperio otomano.Los primeros asentamientos en San Remo datan del Paleolítico, aunque no empezó a desarrollarse hasta el Imperio romano.Allí se construyó la villa de La Pigna, caracterizada por sus calles estrechas y cuestas empinadas, que hoy en día es el casco antiguo medieval.[7] Con el paso del tiempo la nobleza fortificó la zona y construyó un castillo para protegerse de los piratas, si bien hubo habitantes que volvieron a asentarse en la costa.[11] Junto al puerto se erigió el fuerte de Santa Tecla, utilizado como prisión durante los dos siguientes siglos.[14] La influencia turística transformó por completo la ciudad, con la construcción de numerosos edificios modernistas, un paseo marítimo con palmeras, y la floricultura a gran escala.
Ignacio Manuel Altamirano, escritor mexicano fue homenajeado en este lugar en 1960