James Parkinson

Dedica parte de sus estudios a la gota, y publicó varios tratados sobre esta enfermedad, pero el libro que le dio más fama fue An Essay on the shaking palsy (1817) donde describe la parálisis agitante,[2]​ enfermedad que hoy lleva su apellido, enfermedad de Parkinson.

Su carrera temprana estuvo marcada por su participación en una variedad de causas sociales y revolucionarias, y algunos historiadores piensan que probablemente fue un firme defensor de la Revolución Francesa.

[5]​  En 1794, su pertenencia a la organización le llevó a ser interrogado bajo juramento ante William Pitt y el Consejo Privado para prestar declaración sobre un complot inventado para asesinar al rey Jorge III.

Parkinson dejó su carrera política y entre los años 1799 y 1802 publicó un gran número de trabajos relacionados con la medicina, incluyendo un trabajo relacionado con la enfermedad de la gota en 1805.

Parkinson se interesó en mejorar la salud general y el bienestar de la población.

Escribió varias doctrinas médicas que revelaban un celo por la salud y el bienestar de las personas similar al expresado en su activismo político.

En 1812, Parkinson asistió con su hijo en el primer caso de apendicectomía en Inglaterra, y en la primera ocasión que la perforación fue mostrada como la causa de la muerte del paciente.

Parkinson sugirió erróneamente que los temblores en estos pacientes se debían a lesiones en la médula espinal cervical.

Parkinson ilustró cada volumen y su hija Emma coloreó algunas de las láminas.

Parkinson también contribuyó con varios artículos a «A Journal of Natural Philosophy, Chemistry and the Arts» de William Nicholson, y en los volúmenes primero, segundo y quinto de «Geological Society's Transactions».

Entre ellos se encontraban Sir Humphry Davy, Arthur Aikin y George Bellas Greenough.

Citó como ejemplo el diluvio de Noé del Génesis y creía firmemente que la creación y la extinción eran procesos guiados por la mano de Dios.