[3] No se encontró ningún ejemplar del plan después de la guerra entre los documentos guardados en los archivos alemanes.
Además del testimonio de Ehlich, existen varios documentos que hacen referencia a este plan o lo complementan.
La ejecución de este plan implicaba una gran "transformación" del espacio físico, económico, y humano de las regiones implicadas, siendo preciso desmantelar casi toda la industria existente en dichas áreas, impulsar la agricultura como casi única actividad económica, y exterminar a toda la población eslava allí presente, salvo en casos cuando parte de población pudiera ser germanizada en un grado suficiente para ser explotada (y no "asimilada") por los colonos alemanes étnicos.
Según el historiador estadounidense Timothy D. Snyder, Hitler esperaba que treinta millones murieran de hambre en el primer invierno una vez acabada la guerra.
En ese mismo periodo, la población eslava sobreviviente y que no pudiera germanizarse sería expulsada a la Siberia al este de los Urales; pese a estas perspectivas, los líderes nazis calcularon que, gracias a la pauperización y la explotación, hacia 1952 los eslavos sobrevivientes en Europa Oriental serían unos pocos millones debilitados e «inofensivos», esperando inclusive que al menos el pueblo polaco se habría «extinguido espontáneamente» en esa fecha.