Sabino Berthelot

Después de la guerra se unió a la flota mercante, viajando entre Marsella y las Indias Occidentales.

Mantuvo contacto con el pintor Couder: es conocida la anécdota que cuenta como éste representó a Berthelot en uniforme de general en un solemne cuadro histórico y oficial, cuya broma resultó ser del agrado del rey Luis Felipe.

Todos estos papeles deben haber pasado a Francia, porque no hay rastro de ellos en las Islas.

Aunque no sea más que simple hipótesis, es posible que sus albaceas hayan sido Elías Zerolo y Louis Lavialle, librero marsellés y antiguo amigo del finado: estos dos, o acaso otros amigos en su lugar, cuidaron la impresión póstuma de sus recuerdos y la repartición de los legados previstos en el testamento.

Pero sería error creerlo, porque era todo cuanto podía hacer la capital para reconocer sus méritos.

Tumba de Sabino Berthelot en el Cementerio de San Rafael y de San Roque, en Tenerife
Homenaje a Sabino Berthelot en la Fuente de Los Sabios del Jardín Botánico Viera y Clavijo