Amartya Sen

En su obra El desarrollo como libertad,[1]​ Sen describe cinco tipos específicos de libertades: Las libertades políticas, la primera de ellas, se refieren a la capacidad del pueblo para tener una voz en el gobierno y para poder escrutar a las autoridades.

Las oportunidades sociales se ocupan de los establecimientos que brindan beneficios como salud o educación para la población, permitiendo a las personas vivir mejores vidas.

Antes del trabajo de Sen, estas habían sido vistas como sólo los medios del desarrollo; lujos que se conceden a los países que se centran en aumentar los ingresos.

Sen, que dedicó su carrera a estos temas, fue llamado la "conciencia de su profesión".

Su influyente monografía Elección colectiva y bienestar social (1970), que abordó los problemas relacionados con los derechos individuales (incluida la formulación de la paradoja liberal), la justicia y la equidad, la regla mayoritaria y la disponibilidad de información sobre condiciones individuales, inspiraron a los investigadores a prestar atención a las cuestiones del bienestar básico.

Sen ideó métodos para medir la pobreza que ofrecía información útil para mejorar las condiciones económicas de los pobres.

[2]​ Los gobiernos y las organizaciones internacionales que manejan las crisis alimentarias fueron influenciados por el trabajo de Sen.

En oposición a Rawls, pero también a los teóricos de la justicia anteriores Immanuel Kant, Jean-Jacques Rousseau o David Hume, e inspirado por las obras filosóficas de Adam Smith y Mary Wollstonecraft, Sen desarrolló una teoría que es tanto comparativa como orientada a la acción (en lugar de ser trascendental e institucional).

Sen es una excepción entre los economistas del siglo XX por su insistencia en plantearse cuestiones de valores.

Amartya K. Sen es un ateo autodeclarado y sostiene que esto puede estar asociado con el hinduismo como entidad política.

[6]​ Ante la cuestión de su identidad Amartya K. Sen declara:«Me defino como un asiático, ciudadano indio, bengalí, de Bangladesh, ciudadano británico, hombre feminista… Tengo, pues, numerosas identidades, siempre en conflicto, pero a veces, según el contexto, una resulta más pertinente.

Pero cuando veo el hambre en Ucrania, o en Corea del Norte, mi identidad es la de querer la libertad contra la opresión.