Georg Brandes

Después de abandonar la universidad viajó por Europa (Francia, Italia, Suiza, Alemania, Inglaterra y Suecia).

Como además defendió a otros escritores escandinavos importantes como Bjørnstjerne Bjørnson, Jens Peter Jacobsen, Jonas Lie, Alexander Kielland y August Strindberg, se convirtió de hecho en el líder ideológico y crítico literario principal del movimiento naturalista en la literatura escandinava.

En 1877 se trasladó a Berlín donde influyó notablemente en el ambiente estético de dicha ciudad.

Permanecería allí hasta 1883, retornando entonces a Copenhague, harto de la discriminación ejercida contra él por sus ideas políticas, y fue recibido con los brazos abiertos por numerosos escritores y pensadores de la nueva escuela danesa, pero no así por el sector conservador del país.

[3]​ Considerado una autoridad moral, condenó en sus escritos la persecución de las minorías y el caso Dreyfus, entre otros.

En efecto, sus últimos años los dedicó a la polémica antirreligiosa, enfrentándose por ejemplo al piadoso dramaturgo protestante Kaj Munk.

En ese sentido destacan sus biografías de Wolfgang Goethe (1914–15), Voltaire (1916–17), Julio César (1918) y Miguel Ángel (1921).

Sus objetivos literarios fueron compartidos por muchos escritores, entre los cuales se incluyó al dramaturgo naturalista noruego Henrik Ibsen.

Georg Brandes, cuadro de 1900 de Peder Severin Krøyer .