Creció en la ártica Tromsø, cuyo espíritu y lengua aparece en su obra.
No pudo ser marino a causa de su mala vista, pero su amor y conocimiento del mar contribuyeron a que escribiera muchas novelas de ambiente marinero.
Habiendo contraído deudas, abandonó los negocios y se dedicó a escribir (1868).
No tardó, sin embargo, en publicar novelas: en 1870, Den Fremsynte (El visionario), llena del espíritu y escrita con la lengua del norte, le dio la fama.
Lie cambiaba su técnica y pretensiones adaptándose a los diferentes movimientos literarios con total éxito: dentro del naturalismo, el tema social le inspiró la extraordinaria novela Livsslaven (Esclavo para toda la vida), 1883.