La palabra Zen proviene del sánscrito "dhyana" (atención plena al momento presente), que pasó a China, convirtiéndose en "Chan" (o "Ch'an"), y luego en Corea se transliteró fonéticamente en "Seon", llegando finalmente a Japón, donde su transliteración es la actual palabra Zen (pronunciesé:«dsen»).
Hoy en día muchas escuelas en occidente usan este término en su versión japonesa.
Los pensamientos van y vienen, depurando el contenido superfluo del inconsciente, hasta que la mente, entra en un estado de atención más sutil.
Se produce una reintegración de la intuición y la herencia subconsciente, al tiempo que renovada apertura para hábitos o visiones nuevas.
Agotada por vanos esfuerzos, la mente alcanza un estado donde no hay conceptos, ni discriminación intelectual, y la realidad se percibe tal como es, libres de condicionamientos culturales, sociales o educativos.