Traducible como "tan sólo sentarse", consiste simplemente en observar sin juicios los pensamientos aleatorios que cruzan la mente del meditador, aunque al mismo tiempo se trata de una tradición altamente sutil y alegórica a la que los distintos linajes de la escuela dan diferentes matices.
Las instrucciones de Dōgen, incluidas en el texto llamado Fukan Zazengi, explican cómo sentarse en el zafu y zabutón, con la espalda erguida y las manos en dhyana mudra, y describen la propia meditación de esta manera:[3] Dōgen concluye citando una anécdota que se considera comúnmente el corazón de esta meditación.
Desde la antigüedad hasta hoy, a diferencia de los prolijos tratados sobre vipassana encontrados en doctrinas anteriores, es común que la única instrucción explícita que los monjes novicios zen reciban para iniciarse en el shikantaza sea sentarse y mantenerse quietos.
[5] El maestro zen John Daido Loori describe shikantaza como una práctica ardua a pesar de la simplicidad que emana su nombre.
[6] Shunryu Suzuki postula: "no intentes detener tu mente, déjalo todo como está.
Si uno se ve enrededado en ellos, debe volver a su consciencia global, desoyendo todo juicio de acierto o error.