Más tarde Cecilio Barroso inició las primeras excavaciones arqueológicas oficiales entre 1981-1983.
Durante esta campaña se descubrieron numerosos restos neandertalenses, así como un hogar que habían utilizado en la misma entrada de la cueva, en este hogar se descubrieron numerosos fragmentos de huesos, que posteriormente, y tras su restauración, resultaron corresponder a dos fémures y una tibia humanos.
Estos huesos humanos son la mejor evidencia de canibalismo practicado por los neandertales en Eurasia.
La fauna encontrada se corresponde con Capra pyrenaica, Bos primigenius primigenius, Cervus elaphus, Equus caballus, Panthera leo spelaea, Ursus arctos, Cuon alpinus, Crocuta crocuta, etc.
Asociado a estos restos aparece una industria típicamente musteriense, que por su arcaísmo demuestra que no se han producido contactos con el hombre moderno; asimismo, los restos faunísticos encontrados, con predominio de la Capra ibex pyrenaica, parece demostrar la existencia de una especialización en sus actividades cinegéticas, lo que transformaría totalmente la idea de que no seleccionaban su caza.