Aunque cualquier ciudadano de Alemania del Este podía llegar a ser un suboficial, todos los oficiales miembros del cuerpo estaban obligados a ser miembros del Partido Socialista Unificado de Alemania (SED), como la fuerza que debía tanto mantener los intereses del partido y de su régimen como el orden público.
Los primeros miembros de la policía eran en su mayoría antiguos oficiales de la Wehrmacht que se habían convertido en comunistas, en tanto que también había antiguos miembros de las Brigadas Internacionales que lucharon en la guerra civil española, como Wilhelm Zaisser,[1] o Heinz Hoffmann.
Las incipientes reformas y medidas económicas caldearon aún más el ambiente hasta desembocar en una rebelión abierta que estalló en junio de 1953, iniciada en Berlín y que se extendió al resto del país.
[6] La organización y el entrenamiento para todos los servicios estaban estrechamente adheridas al modelo soviético, y los asesores soviéticos estuvieron presentes en todos los niveles de organización hasta el batallón.
Los nuevos estados federados disponían de sus propias fuerzas de policía (Landespolizei) y todos los antiguos oficiales de la desaparecida Volkspolizei podían solicitar un nuevo puesto en las nuevas policías si no habían estado integrados en la Stasi.
Pero incluso en siglo XXI todavía existe un cierto estigma social en la Alemania reunificada por el hecho de haber sido antiguo VoPo.
Su sección se dividía a su vez en cinco departamentos: Las unidades de reserva de la Volkspolizei, que se utilizaban para el control de manifestaciones y misiones antidisturbios, estaban compuestas por la Kasernierte Einheiten y dirigidas por el Stellvertreter des Minister und Chef der Hauptinspektion.
[8][9] Esta unidad surgió como contraparte a la creación en la Alemania occidental del GSG 9, otra unidad especial que se había formado tras los sucesos ocurridos durante la Masacre de Múnich de 1972.