[4] Sin embargo, la versión oficial que en su momento se ofreció lo presentaba más como un mero viaje turístico.
[2] Himmler iba acompañado de un séquito alemán, entre los cuales se encontraban estrechos colaboradores como Karl Wolff y Joachim Peiper.
[7][8] Poco después de atravesar la frontera hizo una parada en San Sebastián,[9] donde fue agasajado por las autoridades locales y visitó diversos lugares.
El dictador español, que según el embajador británico Samuel Hoare había recibido a Himmler como un «príncipe soberano», causó una pobre impresión en el líder nazi.
[14] Al jefe de las SS le horrorizó[15] lo que vio y posteriormente comentaría su desagrado con la corrida, considerándola un espectáculo «cruel».
[2] Algunos autores relacionan esta visita con su búsqueda del Santo Grial al haber sido Toledo una importante sede templaria, alquimista y nigromante.
El arqueólogo español Julio Martínez Santa-Olalla, un ardiente simpatizante nazi, fue asignado al cortejo y acompañó a Himmler durante estas visitas.
[26] En torno a las 15:30 horas la comitiva se trasladó hasta el monasterio de Montserrat, lugar que era bien conocido por la tradición del Santo Grial.
Tras la cena Himmler y otros jerarcas franquistas visitaron una antigua «checa» republicana sita en la calle Vallmajor.