Gerardo Salvador Merino

[3]​ Considerado una persona ambiciosa, en su ascenso dentro de la administración franquista logró amasar un gran poder, pero también generó numerosos enemigos en su contra.

[11]​ Pronto se hizo impopular entre la clase media por su dialéctica obrerista, habiendo llegado a acuñar el lema «abajo la burguesía».

[12]​ Poco después se incorporaría al ejército, permaneciendo en el frente durante el último año de guerra.

[20]​ Durante noviembre realizó un gran número de nombramientos, que incluyeron 35 nuevos delegados provinciales.

[22]​ En el seno del partido único Gerardo Salvador no se identificó claramente con ninguna facción interna, si bien se sentía más cercano a militares falangistas como Juan Yagüe o Agustín Muñoz Grandes.

[25]​ No obstante, Gerardo Salvador era partidario de una autonomía sindical respecto al resto del «Movimiento».

[30]​ Al igual que Pedro Gamero del Castillo, Salvador Merino mantuvo estrechos contactos con personas y organizaciones nazis.

[28]​[32]​ El jefe del Partido Nazi en Madrid, Hans Thomsen, hizo los preparativos para que Merino pudiera realizar una visita especial a Alemania.

[28]​ En abril de 1941 viajó a Alemania, donde quedó impresionado por el modelo sindical nazi; se reunió con Rudolf Hess, Robert Ley, Joachim von Ribbentrop y Joseph Goebbels.

[36]​ Sin embargo, la principal razón que motivó su caída fue cuando se descubrió su antiguo pasado «masón».

[29]​ Otros autores señalan la participación en su caída de agentes del servicio secreto británico,[38]​ acción que habría estado relacionada por su abierta germanofilia.

[d]​ En ese contexto, algún miembro del gabinete llegó incluso a pedir el fusilamiento de Salvador Merino.