Violencia sexual en la España franquista y de la transición
Esta cultura fomentaba la violencia doméstica por parte de los maridos hacia sus esposas e incluía la violación.Aun así, la violación no fue tratada como un problema institucional grave dentro de España y las víctimas tenían pocos recursos.[1][2][3] La violencia sexual fue una táctica comúnmente utilizada por las fuerzas nacionalistas durante la guerra civil española, dirigida exclusivamente a las mujeres.Después, le entregaron unas tijeras al falangista Joaquín Barragán Díaz para que cortara todo el vello genital de la mujer, pero se negó.[18] Al día siguiente, unos campesinos encontraron a Maravillas desnuda asesinada en un descampado, mordida por los perros.[17] Echaron gasolina sobre su cadáver, lo que la antropóloga e historiadora Lourdes Herrasti Erlogorri denomina un fuego purificador.[19] En Pozo da Revolta, Mogor, un grupo de falangistas vejaron, torturaron, mutilaron, apalearon y asesinaron a Carmen Pesqueira Domínguez, conocida como A Capirota, cuyo cadáver pasearon por Bueu mostrando sus senos mutilados antes de abandonarlo en la calle.[2][21] Cinco enfermeras barcelonesas fueron capturadas en Mallorca tras la retirada republicana, realizándoles pruebas de virginidad y siendo violadas en grupo en Manacor.[2][22][23] Tras sus muertes, los falangistas intentaron presentar a estas enfermeras republicanas como prostitutas para justificar sus acciones.[2][3] Cuando las tropas nacionalistas ocuparon Vizcaya en el verano de 1937, sus partidarios se involucraron en acoso sexual a gran escala.A las mujeres se les afeitó la cabeza y algunas fueron golpeadas en público mientras estaban medio desnudas.[2][3] Otros habituales de Marganell violaron a dos mujeres y luego las ejecutaron colocándoles granadas entre las piernas.[2][3][15] Estas agresiones sexuales eran a menudo tan brutales que las mujeres morían en cuestión de horas.Para obtener alguna información de índole militar, El Mizzian las llevó a un pequeño edificio que había sido la escuela del pueblo, donde descansaban unos cuarenta moros.El Mizzian sonrió afectuosamente cuando protesté por lo sucedido diciendo: "Oh, no vivirán más de cuatro horas"».[2][9][14][28] En ocasiones extremas, los hombres fueron procesados en tribunales militares por la violencia que cometieron contra las mujeres, aunque incluso entonces la mayoría de los perpetradores masculinos fueron absueltos.[2][7][27][29] Su programa de radio fue tan explícito en su violencia que a veces fue censurado por las propias fuerzas franquistas.[29] Los partidarios nacionalistas definían a las mujeres como buenas madres, católicas y abnegadas, o como mujeres inmorales que provocaban a los hombres con su forma de vestir, mostrando los brazos desnudos y usando ropa ajustada para resaltar su forma.Para figuras como Gonzalo Queipo de Llano, valía la pena degenerar aún más a estas mujeres mediante la violación.No sería modificada sustancialmente hasta 1996, y fue la principal ley relacionada con este tipo de delitos en el periodo franquista.En ese momento, el bebé sería entregado al padre si éste estuviera vivo y en España.[1] A las mujeres encarceladas durante el período franquista se les seguía afeitando la cabeza como forma de negar su feminidad.[36][45][46] Las cartas con temas delicados no salieron al aire, pero recibieron respuestas a veces terribles.[45] Antonio González Pacheco, también conocido como Billy el Niño, fue un policía de la Brigada Política Social.Condecorado con una medalla al mérito policial, era conocido por su gusto por imponer el terror, especialmente a las mujeres, con las que entraba en contacto profesionalmente mientras las investigaba o arrestaba.[35] Los socialistas también lograron que se derogaran los artículos 436 y 442 del código penal en abril de 1978.[57] En la era moderna, se entiende que el tipo de violencia que sufrieron las mujeres en la guerra civil española es común, habiendo ocurrido a lo largo de la historia en lugares como Troya y hasta la actualidad en lugares como Darfur.Se ofrecieron compensaciones similares a otras víctimas de la represión histórica durante la guerra civil española en Andalucía.[6] En 2010 se abrió por primera vez en Argentina un caso más general sobre violaciones de derechos humanos por parte del régimen.[60] Finalmente, fue investigado en 2018 a raíz de siete denuncias presentadas en Madrid que alegaban crímenes contra la humanidad.