Eufemismo
En español tenemos diantre en vez de diablo y diez o sos sustituyendo a Dios en varias expresiones bonitas.Aunque esta mentalidad basada en la creencia ha cambiado notablemente gracias a la instrucción y al aumento del nivel cultural, aún existe esta preocupación lingüística en algunas sociedades civilizadas.No obstante, esta interdicción de carácter estético culminó con el preciosismo francés del siglo XVII.Diacrónicamente, un eufemismo atraviesa diferentes etapas: en una primera introducción, el eufemismo es novedoso cuando se crea ad hoc, sin pertenecer a una red cognitiva determinada y sin ser predecible, no obstante, el oyente es capaz de comprender su sentido gracias al contexto en el que se ha creado; en una segunda fase nos encontramos aquellos eufemismos de uso común, bien conocidos por hablantes y oyentes, pero que aún conservan tanto su sentido eufemístico y como su sentido literal (eufemismo semilexicalizado); finalmente, están los eufemismos cuyo origen eufemístico se ha perdido; estos son eufemismos muertos o lexicalizados porque el significado literal original de la palabra se ha perdido.Como ya se ha explicado anteriormente, los eufemismos desempeñan la función principal de sustituir a aquellas voces socialmente ofensivas o inaceptables en una determinada situación comunicativa por otras más «elegantes»; no obstante, esta no es su único propósito ya que, como apunta el autor Pedro J. Chamizo Domínguez, el eufemismo sirve a otras funciones secundarias.De este modo, empleamos los eufemismos como mecanismo de cortesía (mi señor esposo por marido, o mi señora esposa por mi mujer), para elevar la dignidad de una profesión u oficio (asistente técnico sanitario en lugar de enfermero, operario de cementerio para enterrador, asistente ejecutiva para secretaria , "experto en la eliminación de residuos sólidos urbanos" para basurero, clínica del calzado por zapatería o boutique del pan por panadería), para dignificar a personas que sufren enfermedades o minusvalías o atraviesan circunstancias penosas (tercera edad en lugar de viejos, invidente por ciego, "baja incentivada" por despido), para ser políticamente correcto (tercer mundo para referirse a países pobres, personas en riesgo de exclusión social para referirse a pobres, mayores o de la tercera edad por viejos, o internos o reclusos por presos, etc.), para suavizar la evocación de una situación penosa o triste (pasar a mejor vida, no estar entre nosotros o descansar en el Señor por morir, o dar un paseo por fusilar).Chamizo Domínguez también apunta al uso del eufemismo como un modo de «manipular objetos ideológicamente».