[1] Este fenómeno lingüístico recoge palabras o expresiones de carácter despectivo que denotan una realidad mucho más dura y desagradable que la que ya de por sí manifiesta el tabú lingüístico.
Un ejemplo de disfemismo es «espicharla» o «estirar la pata» por morir.
El eufemismo equivalente sería «pasar a mejor vida».
Precisamente porque los eufemismos suelen tratar de sexo y muerte, los disfemismos también lo hacen.
Incluso una misma expresión puede ser eufemística y disfemística a la vez, dependiendo del contexto.