Extranjerismo

Puede mantener su grafía y pronunciación original, en cuyo caso en gramática tradicional se le da el nombre de barbarismo, o puede adaptarse a la lengua que lo toma.A los préstamos del griego y latín sin apenas cambios se le denomina cultismo.[3]​ Un xenismo es prácticamente lo mismo: palabras que reflejan una realidad propia de una cultura extranjera, como sushi o tsunami.En el siglo XIX, siglo de la ópera, se introdujeron numerosos términos musicales del italiano, y al auge tecnológico de la Revolución industrial en Inglaterra y Alemania correspondieron los tecnicismos germánicos e ingleses [cita requerida].Para indicar que una palabra procede de otra lengua y no se ha adaptado su grafía a la propia del español, en textos impresos en letra redonda es muy frecuente —y la Real Academia Española lo recomienda— reproducir los extranjerismos crudos en letra cursiva[4]​—o en redonda si el texto ya está en cursiva—, aunque escribirlos entrecomillados también es correcto según la RAE.