Su fuente es una Vita latina que fue vertida en prosa castellana con el título Istoria de San Alifonso, Arçobispo de Toledo y se ha conservado en dos manuscritos.
Santa Leocadia lo alaba y la Virgen le obsequia una casulla; tras su muerte, al vestirla su sucesor, muere castigado por María.
En la métrica, no estricta encontramos que la cuaderna vía se mezcla con otras formas, así habría 279 tetrástrofos monorrimos, junto a coplas de arte menor de dos a cinco versos y de siete, ocho o más sílabas.
Según Walsh, este personaje pudo muy bien ser un tal García Pedro que fue obispo de Jaén en 1301.
La Vida de San Ildefonso fue transmitida en un manuscrito del siglo XV, en la actualidad en el Museo Lázaro Galdiano, del que se posee además una copia del siglo XVIII; por otra parte, hubo un manuscrito del siglo XIV que fue copiado en el siglo XVIII por el ilustrado padre benedictino Martín Sarmiento, por el poeta Vicente García de la Huerta y por los eruditos decimonónicos Tomás Antonio Sánchez y Florencio Janer.