Asimismo, la divisa se compone a base de los colores azul y encarnado.
[5] En cuanto a la señal que los animales portan en las orejas es hoja de higuera en ambas.
[6] En efecto, desde 1960 la familia Escudero Calvo había entrado en negociaciones con los hermanos Victorino, Adolfo y Venancio Martín Andrés, ya previamente ganaderos en Galapagar (Madrid) España, para que fuesen estos quienes se hiciesen cargo de la ganadería, a consecuencia de «la debacle económica que esta había producido en la familia».
La parte correspondiente a Florentina Escudero ya es comprada en esa fecha por los hermanos Martín Andrés.
[16] A partir de ese mismo año, la ganadería iniciaba la trashumancia, dirigida a caballo por cañadas, desde Salamanca hasta Extremadura, donde se situaba la nueva finca en la que pastarían los toros de los hermanos Martín Andrés.
El traslado obedeció a criterios climáticos, pues las persistentes heladas rigurosas estaban diezmando la ganadería.
Eso permitió que la ganadería pasara a lidiarse, ya en 1966, con el nombre de estos: Martín Andrés Hermanos.
Por esta razón, según la legislación vigente, establece las siguientes características:[23] Sobre el comportamiento de los victorinos, los toreros siempre han considerado a estos animales como exigentes e inteligentes durante su lidia.
Por todo ello, las figuras del toreo actuales, salvo excepciones (que llaman "gestas"), suelen evitar acartelarse con este encaste.
[29] En esta misma ocasión otros toreros se pronuncian sobre las características de estos toros.
[32] En tantos años desde sus comienzos hasta el presente, son numerosos los acontecimientos taurinos que han ido elevando la ganadería de Victorino hasta un éxito incostestable, aunque, como sabe cualquier aficionado, "los Victorinos", como popularmente se conocen, también han conocido sus tardes de decepción y fracaso, por no ser excepción a la regla general, histórica, que afecta hasta a las mejores ganaderías.
Pero, como puede verse en las siguientes relaciones, han quedado numerosas efemérides dignas de consignación para el recuerdo.
[33] Así, el crítico Pepe Luis Dávila titulaba en la Hoja del Lunes: "Guerrillero, un toro para la historia".
Volviendo al debut en la Feria de San Isidro, que fue conflictivo por la exigencia económica eel ganadero, fue un mano a mano entre Antonio Bienvenida y Andrés Vázquez, cerrando el ciclo el 28 de mayo.
Cada torero cortó una oreja, y el ganadero se llevó la mayoría de los premios "a la corrida más completa".
Hasta Palomar, que es de la seria Soria, parecía nacido ayer en el mismísimo Triana.
Resultó extraordinariamente bravo a lo largo de toda la faena, en varas y en la muleta, incansable y rápido repetidor en sus nobles embestidas, que implicaron un esfuerzo notable por parte de su lidiador, Ortega Cano, para no perder terreno ante su acometividad.
[47][48] Toda la prensa se hizo eco (y siguen reproduciéndose crónicas sobre ello)[49] no solo del indulto, sino de las dos horas que transcurrieron hasta conseguir que el animal saliera del redondel y volviera a los corrales de la plaza para las primeras curas.
[50] También resulta insólita la crianza de este animal, pues su madre, vaca primeriza en el parto, repudió amamantarlo, por lo que hubo que recurrir a darle con biberón el ordeño de una vaca lechera.
Eso generó una proximidad sentimental entre los criadores y el animal, que, por tan estrecho lazo de convivencia, se comportaba como manso, y de esa forma, nunca se pensó en lidiarlo.
Pero se produjo la baja por herida de cornada en el toro enviado a la corrida concurso, y, aunque con muchas reservas, no hubo otra solución que enviar como sustituto a Belador.
A los ya señalados en epígrafes anteriores podrían añadirse otros diestros que conseguían entender y doblegar a los Victorinos, como Antoñete, Dámaso González, los hermanos Tomás y José Antonio Campuzano, Luis Francisco Esplá, Víctor Mendes, Nimeño II...[52] Pero algunos de ellos, y otros que les siguieron, empezaron a encontrarse con dificultades añadidas en la década posterior, mucho más irregular.
Así, a finales de los 80 se separaron los dos hermanos, no solo en bienes, sino también en trato humano, aunque Victorino confiese que el sentimiento interior perduraría, tras haber "caminado juntos toda una dura vida de lucha y sacrificios".
[10] Tres han sido las plazas claramente referenciales de la ganadería: Madrid, Sevilla y Bilbao.
En cuanto a Francia, Nimes y otras varias: Bayona, Mont de Mardan...
En Bilbao, desde 1975, muy habitual, llegando a hacerlo 21 años seguidos; cuatro de sus toros dieron la vuelta al ruedo y uno fue indultado.
En Sevilla, desde 1996 lidió cuatro años seguidos; los cuatro siguientes faltó; volvió al ruedo maestrante de forma intermitente, y desde 2009 hasta la actualidad (2019, fechas tras la cual la pandemia de coronavirus lo impide) lo ha hecho todos los años.
En cuanto a Madrid, salvo también un pequeño paréntesis, lo ha hecho de forma habitual, incluso con dos corridas al año (como estos últimos), y el resultado ha sido 17 vueltas al ruedo y el ya referido excepcional indulto.
[61] Otras plazas muy fieles a su contratación han sido Logroño, Santander y Castellón.
No ha faltado en Valencia, Málaga, Zaragoza, Valladolid, Ciudad Real... ni en plazas de tradición torista, como Albacete.