Vicenta Maturana
[1] Su padre, Vicente Maturana y Altemir, caballero calatravo, mariscal de campo y director general de Artillería, sufrió numerosos cambios de destino por lo que la futura escritora tuvo que vivir numerosos traslados en su infancia: a los cuatro años fue a Madrid, recibiendo una sólida instrucción en baile, dibujo y francés; en 1807 vivía en Sevilla, donde fue llamada "la Terpsícore del Betis" por su destreza como bailarina; sus padres se opusieron a su manía infantil de escribir poesía; en 1809 murió su padre en la batalla de Bailén y ella y su familia huyeron a Lisboa, donde falleció su madre.Vicenta permaneció allí, con una tía sexagenaria, hasta 1811 en que volvió a España a recibir la pensión vitalicia a que tenía derecho por su padre y en 1816 fue nombrada camarista de la reina María Josefa Amalia de Sajonia, hasta 1820 en que se une en matrimonio con el Coronel José María Gutiérrez Pérez Gálvez, oficial de la Secretaría de Guerra, que trece años después luchó en el bando carlista.En 1830 comienza a trabajar en el Himno a la Luna, obra en prosa poética inspirada por la lectura del Himno al Sol del Abate de Reyrac, inconclusa hasta 1836.Desatada la I Guerra Carlista en 1833, su marido y su hijo de trece años se unen al bando de don Carlos y la escritora y sus hijas marchan al exilio en Francia hasta 1836, en que pudo trasladarse a Berastegui en donde concluye el cuarto canto del Himno a la luna.Hay rasgos de factura neoclásica y de corte romántico o incluso «realista», que se repelen o asocian en función del contenido y la finalidad del poema.