El vapor es el estado de agregación de la materia en el que las moléculas interaccionan débilmente entre sí, sin formar enlaces moleculares adoptando la forma y el volumen del recipiente que las contiene y tendiendo a expandirse todo lo posible, es decir, que es la fase gaseosa de una sustancia siempre que esta se encuentre por debajo de su temperatura crítica.
[1] Aunque utilizamos los términos gas y vapor de manera indistinta, rigurosamente existe una diferencia.
Un gas es una sustancia que normalmente se encuentra en el estado gaseoso a temperaturas y presiones ordinarias; un vapor es la forma gaseosa de cualquier sustancia que constituye un líquido o un sólido a temperaturas y presiones normales, mientras que un gas perfecto requiere el proceso de licuefacción, para pasar al estado líquido.
[11] El proceso comienza con una fuente de calor, como la combustión de combustibles fósiles, la fisión nuclear o la energía solar, que calienta agua en una caldera.
[12] El vapor a alta presión se dirige a una turbina de vapor, donde se expande y realiza trabajo sobre los álabes de la turbina.
Para completar el ciclo, el vapor entra en un condensador, donde se enfría y se condensa nuevamente en agua líquida mediante un sistema de enfriamiento, como un circuito de agua o aire.
La eficiencia del sistema depende de las diferencias de presión y temperatura entre el vapor que entra en la turbina y el agua condensada que sale del condensador.