Terminada la construcción del convento, en 1615, se encargó a Santiago Morán copiar o rehacer las pinturas dañadas y dadas por perdidas, pero, contrariamente a lo que se había creído, Morán no realizó las copias y traspasó el trabajo a Mateo Serrano, que se encargó de su restauración conservando los originales, al menos en parte, como han puesto de manifiesto estudios y restauraciones recientes.
[4][5] Una segunda versión de la Asunción de la Magdalena, pintada sobre alabastro, se conserva en el palazzo Pitti de Florencia, fechada en 1615.
[7] También para las exequias celebradas en Florencia en 1612 en honor de la reina Margarita de Austria, destinataria del encargo de pinturas para las Descalzas de Valladolid, se le encargó una de las grisallas que debían adornar la nave del templo, con la representación de la reina recibiendo en Valencia a los emisarios de Felipe III (Margarita de Austria recibe en Valencia a los embajadores del imperio español, Florencia, Galleria degli Uffizi).
Muy semejante al cuadro anónimo dedicado al mismo asunto que se conserva en la portería del monasterio de la Encarnación de Madrid, posiblemente por haberse servido ambos de la misma fuente, ahora desconocida,[9] conmemora la ceremonia celebrada el 9 de noviembre de 1615 en la frontera entre España y Francia con el intercambio cerca de la desembocadura del Bidasoa de las princesas Ana de Austria, hija de Felipe III, casada por poderes con Luis XIII de Francia, y de la hermana de este, Isabel de Borbón, hija de Enrique IV y María de Médici, casada con el heredero de la corona española, Felipe IV; ceremonia que por su interés dinástico y por los augurios de paz entre los dos reinos fue motivo de diversas representaciones, aunque, posiblemente por el carácter teatral del lienzo de Marucelli, en el que cobra especial protagonismo el paisaje a vista de pájaro, cuando el cuadro llegó a París María de Médici necesitó una explicación de su significado.
[10] Para sobrepuerta de la galería de la Casa Buonarroti, encargo de Miguel Ángel Buonarroti el joven, bisnieto de Miguel Ángel, pintó al óleo entre 1616 y 1618 al artista florentino cuando a su paso por Venecia recibió la visita del dogo Andrea Gritti acompañado por otros dignatarios venecianos, quienes le ofrecieron un salario si aceptaba quedarse a residir en la ciudad.