Valdecasa

En la página 106 del tomo III del mismo, en el apartado dedicado a Cillán, aparece la siguiente cita: "...y rodeado de montes en la llamada sierra de Gorría, hacia la parte del N. mirando a la tierra de Moraña, y próximo a un hermoso valle muy abundante en trigo, cebada y garbanzos.

Otros como Valle Jarmó o Jalmín pudieran corresponderse también con derivaciones del árabe, aunque recientemente este topónimo aparece en un documento de pago de contribución como Valle Jalmundo que podría tener connotaciones visigóticas.

Esto tampoco resultaría extraño ya que relativamente cerca se encuentra la necrópolis de La Coba, perteneciente a este período.

El paisaje es un magnífico ejemplo del batolito del Sistema Central, entre las cuales, a lo lejos, emerge Serrota y a la que estos paisanos conocen como Salrota que es como parecía llamarse hacia 1833 según consta en el "Diccionario Geográfico Universal dedicado a la Reina Nuestra Señora" que fue editado en esa fecha.

A Valdecasa se llega por una estrecha y tortuosa carretera que parte de Cillán.

Hasta hace poco su visión desde este punto era casi inapreciable al confundirse las escasas construcciones que se podían divisar, todas ellas de piedra berroqueña, con el mismo pétreo paisaje.

Todavía hoy, familias enteras practican la trashumancia, desplazándose todos los inviernos en busca de pastos a las dehesas de Extremadura, costumbres que evocan un pasado nómada que, en tiempos remotos, practicaban ya los vettones.

Las ovejas, al formar rebaños más numerosos, no participaban en este sistema de pastoreo.

Se cultivaba en zonas alternas (hojas) que quedaban exentas de animales hasta que, una vez finalizada la cosecha, los rastrojos quedaban libres al soltarse la hoja y hasta allí eran llevados los animales para aprovechar este festín de paja seca y aún vertical.

La imagen provocaba admiración sobre todo entre los más ancianos que siempre se asomaban desde el Canto del Calvario o desde las Lanchas de las Eras para contemplar dicha concentración pecuaria.

Por su ubicación, más bien parece que se encontró en su lugar de fábrica: "El Lancharón".

Este hallazgo nos da pistas de que probablemente existiese algún pequeño molino en la zona.

Todos estos cultivos eran llevados cada verano a las eras donde se culminaban los procesos antes del almacenaje en los sobraos de las casas y en los pajares.

El pueblo entero pasaba el verano en las eras, no faltaban las tareas que se iban sucediendo, primero levantando la hacina, extendiendo la parva, trillando, limpiando el grano de la paja, cribando, barriendo la era… y ya al anochecer, cuando sólo los vencejos vigilaban, detrás de algún montón, en la era, sabe dios que otras cosas pasaban.

Posteriormente era la mejor zona cercana al pueblo para obtener una buena cosecha de patatas.

Se habla también de que el viejo escudo del pueblo lucía una gran encina cuyas ramas colgaban hasta el suelo… quizá se trate de una vieja historia sin fundamento.

Y en la publicación de Gil Robles del año 1250 pueden leerse Nafarriellos (Narrillos del Rebollar), Barbaharda (Balbarda), Pasariella, Graios, Munnicos, Ortigosa... por lo que es muy probable que por esas fechas ya existiese también pobladores de la actual Valdecasa.

Valdecasa aparece como aldea independiente perteneciente al Sexmo de San Pedro con su anejo Pasarilla.

Sin alejarse en absoluto del más puro estilo serrano, algunas presentan en la entrada un pequeño porche llamado portalillo que solía decorarse en su interior con figuras geométricas decoradas con tonos azules de añil sobre el fondo blanco de la cal.

Desde este parece observarse en el centro del ábside lo que pudo ser una pequeña ventana saetera que probablemente diera luz al interior antes de instalar el magnífico retablo del primer barroco (por su sencillez) o incluso tardo-renacentista presidido por un hermoso y delicado relieve de la Anunciación en madera policromada.

Detrás del sagrario hay una pintura al óleo que debe describir algún milagro ocurrido en alguna contienda, aunque no se aprecia bien por la falta de luz en ese espacio y quizá porque necesita de forma urgente una restauración.

Por eso es mejor mirar arriba y contemplar el sencillo pero bonito artesonado que sin ningún lugar a dudas expresa sus breves pero seguras trazas mudéjares.

Bajo la escalera del campanario se encuentra una rústica pila bautismal de granito.

Esta se encuentra un poco deteriorada desde que construyeron las infraestructuras para llevar el agua potable a la población, así como los antiguos pozos de lavar.

Si la piedra quedaba arriba entonaban una plegaria que les protegía en su viaje al liberarse un ánima del purgatorio.

Quedan muchos cantos de responsos en Ávila pero permanecen en su mayoría en el olvido, deberíamos intentar inventariarlos y reconocerlos.

Hacia el oeste se puede disfrutar de un tranquilo paseo entre robles (Quercus pyrenaica) centenarios.

Es un paraje natural donde crecen las peonías (Paeonia broteri) las dedaleras (Digitalis purpurea, Digitalis thapsi ), los álamos temblones (Populus tremula) y muchas más especies muy interesantes y fáciles de descubrir hasta adentrarnos en un magnífico encinar que es la dehesa de Rehollo.

La dehesa de Rehollo perteneciente al término municipal, se cuenta que estuvo en venta o adjudicación sobre los años 50-60.

Todo esto lo escuché y lo viví durante los añorados veranos de mi infancia.

Ubicación del término municipal de Valdecasa dentro de la provincia de Ávila .
Ventanuco con reja de hierro forjado.
Tejado con tejas árabes.