Víctimas del pecado

Violeta (Ninón Sevilla), una cabaretera, recoge de la basura al bebé de su compañera Rosa (Margarita Ceballos], que ha sido obligada a tirarlo allí por su explotador, Rodolfo (Rodolfo Acosta).

Al igual que en Salón México, el “Indio” demuestra en Víctimas del pecado un gozo muy particular al dirigir las escenas que tienen lugar en el cabaret.

Asimismo, el realizador no esconde su afición a la moraleja edificante, ni puede evitar algunos momentos de involuntaria comicidad, como aquel en el que el “pachuco” Rodolfo Acosta demuestra su habilidad para hablar más de un idioma mientras le enseña como caminar con estilo a una cabaretera francesa.

Ninón era insuperable como la flor que cae en el fango, la vedette que transita en ambientes podridos, aun cuando ella conserve un corazón de oro para entregarlo a un paria, a un héroe o un desconocido del cual se desconoce su pasado.

Asimismo, podía encapricharse con alguien del sexo opuesto, asombrado de la honestidad de ella, y del cariño que siente por su hijo adoptivo.