El turismo sostenible o turismo sustentable es aquel que sigue los principios de sostenibilidad, minimizando el impacto sobre el medio ambiente y la cultura local, al tiempo que contribuye a generar ingresos y empleo para la población local.
Formalmente vinculado a las Naciones Unidas desde 1976 al transformarse en una agencia ejecutiva del PNUD.
De igual manera, fueron surgiendo diversos sucesos que dieron pie a la complementación y surgimiento del turismo sostenible.
Por un lado, el turismo supone una gran oportunidad en algunas zonas urbanas y rurales, en las que no existen otras alternativas de actividad económica.
A su vez, como parte del sector servicios, ofrece más oportunidades para el surgimiento de empresas locales (hay que tener en cuenta que incluso en los países más desarrollados, este sector está compuesto principalmente por PYME).
El turismo ha sido presentado tradicionalmente como un eficiente motor del desarrollo económico, capaz de generar empleo, modernizar las infraestructuras, impulsar otras actividades productivas, revalorizar los recursos autóctonos o equilibrar balanzas de pagos nacionales.
Además, suele tratarse de un empleo inestable: el turismo es un sector con grandes vaivenes, denominados coloquialmente como "temporadas baja y alta"; además, las zonas turísticas tienen que competir con nuevos destinos que surgen a causa del gran auge del desarrollo de los medios de transporte, el marketing y mejores ofertas económicas para el turista.
Por último, las pequeñas industrias turísticas autóctonas fueron substituidas por otras foráneas con mayor capacidad de competencia.
Según Sancho (2009) y Maldonado (2006) entre los principales impactos ocasionados por el turismo podemos encontrar los siguientes: Sucede debido a que se asigna un uso turístico a los recursos naturales, y posiblemente estos podrían ser utilizados para usos alternativos más provechosos.
El suelo se encarece porque llega a ser un bien escaso, ya que la actividad hace uso de este recurso.
Curiosamente, uno de los factores que favorece la aparición del turismo en una zona, el paisaje, suele mostrarse especialmente frágil con su desarrollo.
Estos procesos son más incisivos en los países del Sur, donde las normativas medio ambientales suelen ser más laxas para favorecer a la industria turística y los recursos naturales son presa fácil de la especulación.
Como ejemplo se puede señalar la crisis ecológica que está padeciendo la costa de Quintana Roo, en México, a causa del desmedido desarrollo de centros turísticos como Cancún o Cozumel.
Por el contrario, cuando el paisaje es el principal valor turístico, puede ocurrir que las instituciones públicas lleguen a establecer normas conservacionistas extremas, hasta el punto de impedir el desarrollo normal de actividades tradicionales y sin entender que el ser humano tiene también un papel en el ecosistema.
[14] El desarrollo del turismo puede influir sobre la estructura de las sociedades anfitrionas, generando o incrementando la diferenciación social.
En el caso cubano, por ejemplo, si bien las empresas turísticas son mixtas (estado cubano-capital extranjero), los trabajadores que tienen contacto con los turistas (camareros, guías, etc.) suelen recibir, en propinas, varias veces el sueldo medio del país, lo que les ha convertido en un grupo social diferenciado y envidiado.
Este modelo entra al plano turístico como una alternativa para contrarrestar de cierto modo los efectos deteriorantes del turismo masivo, predominante a nivel global.
[19] Sin embargo, cabe recalcar que la sustentabilidad se puede aplicar en distintos niveles para diferentes tipos de turismo.
Las tendencias del turismo sustentable o sostenible pueden resumirse en los siguientes temas: preferencia por viajes con el menor impacto ambiental, elegir los destinos sobre la base de sus atractivos naturales promoviendo su conservación, preferencia por hoteles que cuenten con certificaciones ambientales, interés sobresaliente en la cultura y la sociedad del lugar que se visita y disposición de pagar un precio elevado si este constituye un mayor beneficio para la comunidad local.
Toda actividad turística que realmente pretenda definirse como sostenible debe considerar los siguientes aspectos: Farrell, B.
Según algunos investigadores, los pilares que sostienen esta actividad son el entorno (natural, histórico, artístico, social...) y el factor humano, ambos interdependientes.
La explotación turística está provocando la destrucción del hábitat de patrimonio social, económico, natural y cultural.
Por ello se trabaja en este sentido a nivel mundial con el fin de encontrar un equilibrio entre la explotación turística, el factor humano y nuestro entorno.
Así, diferentes organizaciones gubernamentales como la UNESCO o la ONU tienen en cuenta los factores del ecoturismo, incluyéndolos entre sus políticas de sostenibilidad.
Así el PNUMA ha iniciado un programa destinado a integrar la sostenibilidad medioambiental para la toma de decisiones en la industria turística.
Sin embargo, la mayoría de las medidas planteadas en las diferentes propuestas políticas se quedan meramente en el papel.
[25] A diferencia de los países desarrollados, el turismo sostenible en América Latina debe ser entendido como una herramienta para aliviar pobreza, poner en valor el patrimonio natural y cultural, atender las particularidades de los grupos más vulnerables y ser un instrumento útil para producir un desarrollo inclusivo que priorize a las comunidades locales y favorezca el uso social de los recursos turísticos.
La idea fuertemente ambientalista del concepto original, que tan bien se aplica a Europa o Estados Unidos, resulta una versión simplificadora en el caso de América Latina, lo que no significa perder esa dimensión, sino potenciar también la sociocultural y la económica, incluyendo también la idea de la sostenibilidad institucional.