El tratado de Troyes de 1564 fue un acuerdo de amistad, paz y comercio celebrado entre Inglaterra y Francia, que junto con la Paz de Cateau-Cambrésis marcó el final de los enfrentamientos habidos entre ambas potencias durante la primera mitad del siglo XVI.
Durante las guerras italianas que asolaron Europa en la primera mitad del siglo XVI, Inglaterra y Francia habían alternado alianzas con enfrentamientos.
Agotados todos los contendientes por un gasto humano y económico excesivo, se avinieron a firmar la Paz de Cateau-Cambrésis de 1559, con la que este conflicto terminaría.
En 1562 Inglaterra firmó el tratado de Hampton Court por el que Isabel I se comprometía a dar su ayuda a los hugonotes de Luis I de Borbón-Condé, durante la guerras de religión de Francia, en un intento por recuperar Calais, perdido durante la guerra anterior.
Los principales puntos acordados fueron:[1] A pesar de la declaración de buenas intenciones de ambos firmantes para con España, la firma del tratado, dando inicio a la colaboración anglo-francesa, provocaría los recelos de España, en un período en el que las relaciones entre esta e Inglaterra comenzaban a deteriorarse.