Así, tras la firma del tratado, Egipto fue boicoteado por otros Estados árabes y la sede central de la Liga Árabe fue transferida de El Cairo a Túnez.
Israel se comprometió a evacuar los campos petrolíferos de Abu Rodas.
En la votación de la Knesset, 70 miembros del apoyaron este acuerdo y 43 se opusieron.
Dos días después el primer ministro Menájem Beguín invitó formalmente a el-Sadat para visitar Jerusalén.
Sadat fue recibido en una ceremonia oficial, aunque ambos países continuaban formalmente en guerra.
[2][3] Egipto también desplegó misiles antiaéreos en la frontera israelí, una medida que claramente apunta a Israel, ya que las bandas de beduinos en el Sinaí no tienen aviones.
[5] Este tratado fue recibido con gran controversia, provocando que varios países árabes rompieran sus relaciones diplomáticas con Egipto.
[6] Por otro lado, el tratado llevó tanto al presidente egipcio Anwar el-Sadat como al primer ministro israelí Menachem Begin, para compartir el Premio Nobel de la Paz en 1978, por lograr la paz entre las dos naciones.
Sin embargo, Anwar el-Sadat se hizo impopular tanto en círculos árabes como en su propio país.