Rectificó el Primer Tratado de París del año anterior.
Esto supuso para Francia la pérdida respecto al anterior Tratado de París (1814) de: Landau in der Pfalz en favor del Reino de Baviera; Saarbrücken y Saarlouis para el Reino de Prusia; Beaumont, Beauraing, Bouillon, Chimay, Dour, Florennes, Gedinne, Merbes-le-Château, Philippeville y Walcourt en favor del Reino Unido de los Países Bajos; Annecy y Chambéry para el Reino de Cerdeña (además de la protección sobre Mónaco); y Collex-Bossy, Grand-Saconnex, Meyrin, Pregny-Chambésy, Vernier y Versoix para Suiza (además del reconocimiento de su neutralidad).
Esta vez, Francia no firmaba el tratado: el tratado fue firmado por Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda, Austria, Rusia y Prusia.
El tratado era breve, y además de «preservar a Francia y a Europa de las convulsiones con las que había sido amenazada por las últimas empresas de Napoleón Bonaparte», los firmantes repudiaban también la Revolución francesa: «...y por los métodos revolucionarios reproducidos en Francia».
La Carta Constitucional a la que se refiere con tanta esperanza, era la Constitución francesa de 1791, promulgada en las postrimerías del Antiguo Régimen como consecuencia del estallido de la Revolución.