Tratado de Londres (1827)

Este tratado concernía a Grecia, entonces en plena guerra de independencia contra el Imperio otomano.

Ya no le quedaba entonces a Grecia sino Nauplia, Hidra y Egina.

No obstante, Rusia, otro gendarme reaccionario de Europa, era favorable a la insurrección por solidaridad religiosa ortodoxa y por su interés geoestratégico en dominar los estrechos de los Dardanelos y del Bósforo.

Francia, otro miembro activo de la Santa Alianza, mantenía una posición ambigua: los griegos, en efecto liberales, pero eran primeramente cristianos y su alzamiento contra los otomanos musulmanes podía parecer una nueva cruzada.

[nota 1]​ El Reino Unido, país liberal, se interesaba sobre todo por la situación de la región debido a su relación con la ruta a la India, y deseaba por tanto poder ejercer un cierto control sobre ella.

El protocolo era el primer reconocimiento político de Grecia, cuyo nombre aparecía escrito por primera vez en un documento diplomático.

Era también un primer desafío a la Santa Alianza, ya que esta, durante el Congreso de Verona, se había pronunciado contra las reivindicaciones griegas.

El texto disponía que:[7]​[5]​[6]​ Este protocolo, sin cláusulas militares, sirvió, a George Canning como base de las negociaciones siguientes con los demás países europeos, a los cuales se envió inmediatamente.

Se reunió sin embargo largamente con Villèle, el presidente del Consejo de Ministros.

También se le invitó frecuentemente a cenar de modo informal en las Tullerías con Carlos X.

Francia consintió en adherirse al protocolo de San Petersburgo siempre y cuando los austríacos, así como los prusianos, lo aceptasen también, es decir, que su aplicación se hiciera en el marco de la Santa Alianza.

Para los otomanos, en efecto, la insurrección griega seguía siendo un problema interno del imperio.

El zar parecía querer acelerar los acontecimientos y, sobre todo, no ceder en nada.

[nota 3]​ Se convocó una conferencia de diplomáticos ingleses, rusos y franceses en Londres para discutirlo.

La propuesta francesa no incluía ninguna mención de recurrir a la fuerza.

No obstante, Rusia exigió en una contrapropuesta presentada en enero de 1827, un verdadero calendario de represalias contra Constantinopla: cuándo retirar los embajadores, cuándo reconocer a Grecia y, sobre todo, qué hacer si los otomanos persistían en rechazar la mediación.

[nota 4]​ Este, redactado con Lieven, el embajador ruso, partía del principio que Austria no lo aceptaría.

Los firmantes lamentaban el tener que emplear flotas para asegurar esta libertad y la seguridad de sus súbditos.

Un emisario especial, el mayor J. H. Cradock, acudió ante el virrey de Egipto para sugerirle que se mantuviese neutral.

Se hicieron empero dos nuevos intentos para solicitar a Mehmet Alí que ordenase el regreso de la escuadra.

[22]​[27]​ Como estaba previsto, las flotas británica, rusa y francesa se interpusieron para hacer cesar las hostilidades.

Ibrahim Bajá convino en suspender todas las operaciones hasta el momento en que recibiese nuevas órdenes de Alejandría o Constantinopla.

Al mismo tiempo, existía una operación conjunta de las fuerzas terrestres y navales griegas que tenía como objetivo reconquistar Mesolongi.

El almirante británico Codrington neutralizó pacíficamente la flota griega y prohibió la operación terrestre.

Finalmente, los embajadores, reunidos en Poros entre septiembre y diciembre de 1828, acordaron que la frontera siguiese el trazado Arta-Volos.

Wellington, nuevo primer ministro británico, rechazó la participación de su país en tal acción.

El juramento de Aghia Lavra . Este cuadro de Theodoros Vryzakis conmemora el alzamiento del 25 de marzo de 1821.
La muerte de lord Byron en Mesolongi .
Henri de Rigny, el almirante de la flota francesa de interposición.
Mehmet Alí , virrey de Egipto.