La idea no era nueva: ya en 1497 Carlos VIII de Francia había hecho a Fernando la misma proposición en el transcurso de la primera guerra de Nápoles,[1] aunque en aquella ocasión no se había llegado a un acuerdo.
Éste, sabedor del doble trato del napolitano y considerando que una guerra contra Francia resultaría larga y costosa y que los derechos al trono de Sicilia Citerior recaían antes sobre él mismo que sobre Federico, se alineó con Luis XII, más dispuesto a quedarse con una parte del reino que a perderlo todo.
[4] El acuerdo recogía las condiciones siguientes:[5][6] Ignorante del acuerdo, Federico de Sicilia Citerior, cuyo reino se encontraba económica y militarmente debilitado tras la Primera Guerra de Italia, pidió ayuda a su tío segundo Fernando de Aragón para hacer frente a la amenaza francesa.
En junio del mismo año, el acuerdo fue hecho público; el papa Alejandro VI lo aprobó, promulgando la deposición de Federico bajo pretexto de su colaboración con los turcos, y el ejército francés de Bérault Stuart d'Aubigny ocupó su parte correspondiente.
[8] La buena convivencia entre franceses y españoles no duraría mucho: ya fuera por desconocimiento de la geografía local—cosa dudosa— o por mala fe de ambas partes,[9] el tratado consideraba el reino de Sicilia Citerior como dividido en cuatro provincias, cuando ya desde los tiempos de Alfonso I estaba organizado en doce.