[1][2] Fue enviado a Lima e ingresó al Convictorio de San Carlos en 1843, distinguiéndose en sus estudios.Nombrado su gabinete, recayó el ministerio de relaciones exteriores y la presidencia del consejo en el doctor Juan Antonio Ribeyro.Al gobierno de Pezet se mostró débil para arreglar esta diferencia con España.Los periódicos publicaron severas y rotundas críticas contra el gobierno, clamando el cambio de gabinete; entonces surgió el llamado “gabinete plebiscitario”, viéndose compelido Juan Antonio Pezet a nombrarlo, con José María Costas en la presidencia del consejo ministerial, y ministro de relaciones exteriores el aguerrido redactor de El Heraldo, Toribio Pacheco y Rivero, quien fuera popularmente aclamado con la frase “para un Pacheco, otro Pacheco”, en alusión al ministro de estado de España, el criminalista y poeta Joaquín Francisco Pacheco, y al jurisconsulto canciller del Perú, Toribio Pacheco.Mas, no estando el gabinete en concordancia con las opiniones del presidente Juan Antonio Pezet que se oponía a los mandatos del Congreso, que el gabinete avalaba, tuvo éste que renunciar en pleno el 14 de octubre del mismo año, tras una breve vigencia de dos meses y dos días, en dicho lapso, el Dr. Pacheco y Rivero expidió dos notas, una a los representantes del Perú en las naciones sudamericanas y otra a los ministros extranjeros residentes en el Perú, exponiéndoles los acontecimientos acaecidos con España.Esta revolución contra el presidente Juan Antonio Pezet se extendió velozmente, y el dictador Mariano Ignacio Prado ingresó triunfante a Lima el 6 de noviembre.De inmediato, Pacheco y Rivero canceló el nombramiento del general Valle Riestra como plenipotenciario, declarando la guerra a España y dando comienzo a una formidable campaña diplomática emprendida desde la cancillería, materializando así la cuádruple alianza a favor de la guerra ante la agresión española, desconociéndose por írrito el nefasto tratado Vivanco-Pareja.La actividad de Pacheco, revelada en la copiosísima correspondencia diplomática tuvo el concurso ilustrado del eminente subsecretario Dr.José Antonio Barrenechea, que luego sería ministro de relaciones exteriores en varias ocasiones.Durante el combate fallecieron heroicamente el ministro de guerra, José Gálvez Egúzquiza, y quedó salvado el honor del Perú, quedando despejada toda sombra del anulado tratado Vivanco-Pareja.Cuando el presidente de los Estados Unidos amenazó con emplear la fuerza contra el Ecuador para obtener el pago de una deuda, el Perú, representado por Pacheco, ofreció cancelar la obligación, y garantizó así al deudor inerme contra el desmesurado acreedor.El periódico El Comercio de Lima, ese mismo día, publicó un artículo necrológico en el que se decía:
Toribio Pacheco, en ilustración de Evaristo San Cristóval.