Trabajó como escribiente en casas particulares y más tarde en el archivo del conde de Montijo, que le protegió.
Colaboró en el Semanario Pintoresco Español, en La Ortiga y en El Clamor,[4] usando a veces el pseudónimo Jávora.
Diputado a Cortes, director general varias veces, en 1866 fue intendente general en Filipinas,[6] desempeñó la cartera de Ultramar en el último gabinete de Isabel II y acompañó a la reina al exilio parisino en 1868.
En sus comedias presagia un costumbrismo más moderno que el de la primera mitad del siglo XIX.
Hizo evolucionar el drama romántico hasta la comedia seria de ambientación histórica y sentido político.
Una vez se comprometió con el actor Julián Romea a entregarle una comedia en ocho días y cumplió su palabra.