Fue añadido a los 3.000 ríos (hijos de Océano y Tetis), como el genio del Tíber.
Se le apareció en sueños sugiriéndole que remontara la corriente del río hasta el Palatino y buscara una alianza con Evandro en la guerra contra Turno y sus aliados (ver fundación de Roma).
Tiberino era honrado con veintisiete muñecos de paja que se llamaban Argei.
Horacio, recordando un desbordamiento del río tras la muerte de César, llama a la mujer de Tiberino, Ilia o Rea Silvia, a quien supuestamente acogió en sus aguas, expulsada por Amulio.
El culto a Tiberino, fundado, tradicionalmente, por Rómulo, tuvo una importancia considerable en la topografía sagrada de Roma.