La tiara papal fue una triple corona usada por los papas, líderes de la Iglesia católica, desde el siglo VIII hasta el XX.
Las tiaras papales supervivientes poseen todas el triregnum, siendo la más antigua la de 1572, y el resto no anteriores al año 1800.
Históricamente, se tiene referencia de variadas tiaras papales, aunque solamente veintidós han sobrevivido indemnes.
Muchas de las coronas anteriores, principalmente las del papa Julio II y las atribuidas a Silvestre I, fueron destruidas o robadas por los invasores –sobre todo por el ejército francés de Louis-Alexandre Berthier en 1798–, o por el propio pontífice.
En dichas funciones, el pontífice utilizaba una mitra, del mismo modo que el resto de obispos.
La tiara papal nace a partir del gorro frigio cónico o frigium.
El primero de ellos apareció en la base del tradicional casco blanco papal en el siglo IX.
[17] Se cree que la segunda corona –significando tanto su poder espiritual como temporal, declarando que Dios le había puesto al papa sobre reyes y reinos– habría sido agregada entre los pontificados de Inocencio III (1198-1216) y Bonifacio VIII.
No hay una certeza real sobre qué simbolizan las tres coronas de la tiara papal.
[29] Lord Edward Francis Twining sugirió que fue para asimilarse a los emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico, que eran coronados tres veces, en honor a ser reyes de Alemania, de Italia y como emperadores romanos.
En el inventario realizado en 1315-16, la tiara de Bonifacio VIII es vuelta a describir, y puede ser identificada por la mención del gran rubí, que se registra como desaparecido.
Se describe teniendo tres aros corona quae vocatur, regnum cum tribus circuitis aureis.
Fue durante este período que la flor de lis se utilizó para decorar las diademas.
[33] Al igual que sus predecesores, el papa Pablo VI inició su pontificado con la tradicional ceremonia de coronación y, como ocasionalmente ocurría, se realizó una nueva tiara para la ocasión.
[35] Incluso, se calificó a Pablo VI de «antipapa», argumentando que ningún pontífice propiamente tal rechazaría la tiara.
Su sucesor inmediato, Juan Pablo I, reemplazó la coronación por una Misa de inauguración del pontificado.
[39] En 2005, el Papa Benedicto XVI promulgó el documento Ordo Rituum pro Ministerii Petrini initio Romae Episcopi que confirmaba la decisión del Papa Juan Pablo II de rechazar la tiara y el rito de coronación.