Intentó ser enfermera en Estados Unidos durante la Primera Guerra Mundial, pero fue confundida y apresada como espía alemana.
Tras su regreso a Santiago, su esposo descubrió la relación que ella mantenía con Vicente Balmaceda Zañartu, primo de Gustavo, el "Vicho", "Mi amante ídolo" o "Jean", como lo llamaba poéticamente en sus diarios, quien poco a poco, se convirtió en la inspiración de sus primeros escritos.
Gracias a su permanencia en esta gran ciudad que comenzaba a destacarse por su intelectualidad cosmopolita, desarrolló nuevas amistades con los escritores y con Pelegrina Pastorino (Péle), la revolucionaria de la moda feminista, quien le presentó la posibilidad de llevar pantalones; esta corriente hará un enorme impacto en ella.
[1] En la capital argentina inauguró su carrera literaria: en 1917 publicó sus libros Inquietudes sentimentales y Los tres cantos.
En la capital española fue retratada por los pintores Julio Romero de Torres[1] y Anselmo Miguel Nieto.
Cuando las niñas regresaron a Chile, el dolor de esta nueva separación gatilló una terrible depresión que la llevó al suicidio.