Estos restos fueron edificados entre los años 1151 y 1351 d. C.[1] Se declaró Área natural protegida (ANP) en 1937.Incluye el cerro del mismo nombre y los terrenos que rodean al pueblo de Tepoztlán.Este talud y tablero en delantal fueron muy comunes durante el Periodo Posclásico.El número de escalones está estrechamente relacionado con su cosmogonía: los trece cielos del universo mesoamericano y los trece días de la semana del calendario ritual o Tonalpohualli.La entrada al pequeño santuario interior también estaba flanqueada por dos pilares y en su interior presenta una banqueta con decoración en relieve, se encontraron dos piedras caídas con glifos, una piedra lleva el nombre del emperador azteca Ahuizotl la otra la fecha calendarica "10 conejo" esta fecha representa el año 1502 d C, el año en que murió este emperador.Al igual que las pilastras, la banqueta es un claro ejemplo del sistema de comunicación no verbal que se utilizó en el Periodo Posclásico, pues a través de los diferentes signos construían todo un discurso.Representa una extremidad (una garra o un pie) decorada con cinco manchas, como las del jaguar y el ocelote.La extremidad está herida a la altura del tobillo, de donde brota sangre.A la izquierda hay tres chorros de agua que "empujan" o "arrastran el signo".El elemento central (chalchíhuitl) hace referencia a una cuenta de jade y, por ende, a lo precioso, de tal manera que el signo puede interpretarse como "la sangre preciosa".Consiste en el costado izquierdo de un cráneo, con un ojo y una ceja en la parte superior.Dicha perforación corresponde a la que se hacía para colocar los cráneos en el tzompantli.De ahí que los dioses del pulque porten una nariguera lunar en la nariz y en el escudo.En la parte baja del rectángulo externo hay dos hileras de plumas que decoran el escudo.Sólo se conserva la mitad de este signo, que consiste en una rodela o chimalli blanca (sin ninguna divisa).La rodela pertenece al conjunto de elementos que hablan del sacrificio.Representa una cabeza, muy probablemente decapitada, con ojos entreabiertos, nariz muy prominente, boca semiabierta y un posible bezote.Este último está decorado con un moño cuádruple del cual penden dos borlas.En su día estos restos estaban dedicados a Ometochtli-Tepoxtécatl, deidad del pulque, la fecundidad y la cosecha.[4] En lo que respecta a la literatura, se cuenta con un libro el cual lleva por nombre “La panza del tepozteco”, de José Agustín, el cual nos relata acerca de las leyendas surgidas en este lugar.[6] Las condiciones que propiciaron la propagación del fuego fueron el viento y una temperatura superior a los 30 °C.