En 1832 se trasladó a Madrid al ser contratada, junto a su hermana, por el empresario teatral Juan Grimaldi para trabajar en los teatros Príncipe y de la Cruz.Sobre los escenarios madrileños fue consolidando su prestigio hasta que en 1851 interpretó una de las obras cumbre de su carrera, Adriana Lecouvreur,[2] que supondría su consagración definitiva.También se dedicó a la docencia, impartiendo clases en la Escuela Oficial de Declamación del Conservatorio de Madrid,[4] entre otras personalidades, a la posteriormente figura del teatro español María Guerrero.[5] Coetánea de Matilde Díez, la otra gran figura del teatro español del momento, ambas mantuvieron cierta rivalidad a lo largo de los años.Con carácter póstumo ha dado nombre a calles en varias ciudades españolas.