Inaugurado mediado el siglo xix, sobre las ruinas del convento de San Basilio (levantado allí desde 1612),[3] uno de sus primeros estrenos fue la versión de La saboyana o la gracia de dios, drama en cuatro actos, traducido al castellano y arreglado por el zarzuelista romántico Antonio García Gutiérrez; como puede leerse en el libreto de su publicación: «Representado por primera vez con grande aplauso en el teatro del Drama (los Basilios) en el mes de octubre de 1850».
[5] Tuvo su primera reforma muy pronto, en 1852,[1] cuando Julián Romea lo renombró Teatro Lope de Vega (el primero en Madrid dedicado al «Fénix»).
Lo describe Martínez Olmedilla como un pequeño local con butacas forradas de terciopelo, color y tejido que se repetía en cortinas y antepechos de los palcos.
En él actuaron Teodora Lamadrid y Joaquín Arjona dando vida a Lo positivo (1862), pieza de Tamayo y Baus,[3] y representando el drama de Eugène Scribe Adriana Lecouvreur; también pisó su escenario Carolina Civili, la actriz italiana afincada en España.
Concluye el crítico Olmedilla su crónica con una curiosa anotación: al parecer durante un periodo, el teatro de los Basilios fue gestionado por una Sociedad cuyos afiliados, además de servicio médico, farmacéutico y entierro, disponían de un abono para esta sala, probablemente desaparecida hacia el final del siglo xix o comienzo del xx.