Sublevación de Villarejo de Salvanés

Aunque se discute si la intención de los sublevados era en realidad derribar a la propia monarquía que se había convertido, a su juicio, en un obstáculo para el progreso de España,[nota 1]​ el general Prim solo pretendía forzar un cambio de gobierno para evitar, según afirmó, «que el pueblo tirase el trono por el balcón y que, con los soldados que contaba, se pondría sobre las cercas de Madrid, se le rendiría la corte y el país tendría un gobierno que, sin sangre ni disturbios, realizara la mudanza política».[2]​ Al no conseguir que su partido apoyara la vuelta a las instituciones, el general Prim optó por la vía del pronunciamiento para que la reina lo nombrara presidente del gobierno, emulando la experiencia de la Vicalvarada de 1854.En la mañana, las unidades de Aranjuez se dirigieron a Villarejo, pero nadie más las acompañó.Así que «los pronunciados pasaron unos días dando vueltas por tierras castellanas, mientras aguardaban en vano que se les sumasen otras fuerzas, y acabaron internándose en Portugal, sin atacar Madrid».[6]​ El siguiente intento, también fracasado, fue la sublevación del cuartel de San Gil que tuvo lugar seis meses después.
Sublevación de Villarejo de Salvanés