Tras un accidentado viaje con su esposa, una millonaria cubana, propuso a Buñuel financiar una película que narrara de modo estrafalario acontecimientos curiosos que suceden en un viaje, siempre y cuando Buñuel aceptara dirigirla.
Durante el viaje sucederán muchos imprevistos y Oliverio tendrá que sortear los coqueteos de una mujer.
Pero Buñuel no cayó en dulzuras y así, la recién casada Albina, pese a su abnegación, confiesa que hubiera querido pasar su luna de miel en la casa que la familia posee en la Ciudad de México.
Antes de que Oliverio despierte, Raquel, quien apenas unos minutos invitó a Oliverio a nadar en una poza, y le ha ofrecido una mondadura de manzana y la manzana misma que éste mordió, le pregunta con la mayor coquetería posible: "¿Estabas pensando en mí?".
Al final, el aún casto Oliverio cede ante Raquel en el puerto de montaña llamado "Subida al cielo"; después de ello, Raquel se muestra indiferente hacia un Oliverio sonriente, otrora arisco ante la seductora mujer.