Stefano Scodanibbio

[11]​ Su primer concierto en público fue en 1978, en una época en la que existía potencialidad para el contrabajo como instrumento solista, pues había compositores dispuestos a escribir obras vanguardistas.

[15]​ Scodanibbio trabajó con diversos compositores del siglo XX, quienes lo consideraban un intérprete único del contrabajo, por lo que algunos de ellos le dedicaron obras o colaboraron directamente con él; como es el caso de Giacinto Scelsi, Luigi Nono, John Cage, Terry Riley, Iannis Xenakis, Brian Ferneyhough, Franco Donatoni, Julio Estrada, entre otros.

[16]​[17]​ Con Scelsi comenzó la colaboración en 1980, cuando el compositor italiano le llamó, presentándose: “Soy Giacinto Scelsi, me han hablado de usted y sucede que tengo algunas obras para contrabajo que me gustaría mostrarle.” A partir de ese momento no solo desarrollaron una relación profesional, sino una amistad que se extendió hasta la muerte de Scelsi.

Riley llegó al recital cuando ya había comenzado, y cuenta la siguiente anécdota: En una ocasión posterior, Stefano visitó a Riley en su casa en California, y este se impresionó porque lograba que su contrabajo sonara como un sarangui (instrumento de cuerda frotada hindú).

Con las improvisaciones que ambos realizaron nació el disco A Lazy Afternoon among the Crocodiles.

[11]​ En algunos de los viajes que realizó a México, Scodanibbio conoció al compositor Julio Estrada, quien había compuesto una serie de obras para instrumentos de cuerda, y para contrabajo realizó Yuunohui'nahui (vocablo en náhuatl que significa 'tierra fresca, húmeda, sin piedras'); una pieza compleja porque exigía interpretar parámetros independientes el metro contra el ritmo, la derecha contra la izquierda, con elementos antieurocéntricos y con una frescura que Scodanibbio consideró algo de “los mejores vientos del continente americano.”[19]​ Con Estrada también colaboró en la ópera Murmullos del Páramo[22]​ y su versión radiofónica Doloritas; obras inspiradas en Pedro Páramo de Juan Rulfo, en las que el contrabajo tiene un rol importante, pues evoca y acompaña la voz agónica y el cuerpo inerte de Juan Preciado.

En esta obra “la materialidad es llevada al extremo, con excesos que desembocan en un humorismo inevitable, conseguido gracias a los recursos y recorridos de alguien que ha vivido todas las experiencias de la música más reciente...

Sin embargo, no la tocó en vivo hasta el festival de Witten, Alemania.

[27]​ En 1987, en Roma, Scodanibbio interpretó un maratón sin parar por cuatro horas con 28 obras de 25 compositores.

[35]​ El enfoque pedagógico de Stefano Scodanibbio se oponía a los manuales y al repertorio del pasado.