Acompañados por dieciséis manifestantes, gritaron, lanzaron puñetazos, golpearon sus tacones de aguja y provocaron una escaramuza con los desprevenidos guardias, mientras los diplomáticos observaban atónitos.
El Congo-Léopoldville ocupa un lugar central tanto en la Guerra Fría como en el intento de controlar la ONU.
Mientras los embajadores del jazz negro se presentan inadvertidamente en un contexto marcado por la presencia de agentes encubiertos de la CIA, figuras como Armstrong, Nina Simone, Duke Ellington, Dizzy Gillespie y Melba Liston se enfrentan a un dilema profundo: cómo representar a un país donde la segregación racial sigue siendo ley.
El jazz y la descolonización se entrelazan en este episodio olvidado de la Guerra Fría, donde los músicos más grandes de la época se convirtieron en actores políticos, mientras los políticos oprimidos prestaban sus voces como cantantes principales involuntarios.
La película, realizada completamente con material de archivo, fue editada utilizando Adobe Premiere Pro y corregida en color con DaVinci Resolve.