Nina logra la complicidad del oyente con un empleo intencional de los silencios y minimizando el acompañamiento.
Cuando cantaba, efectuaba en ocasiones llamativas transiciones entre el susurro, el grito y el lamento, para intentar subrayar los estados de ánimo enunciados en las canciones.
Recibió 15 nominaciones a los Premio Grammy y fue reconocida con el Grame Hall Of Fame en 2000.
[6][7] Como otros cantantes afroamericanos, encontró en Marian Anderson una fuente de inspiración, y empezó cantando en su iglesia local, mostrando al mismo tiempo un gran talento con el piano, que empezó a tocar ya con dos años.
Debido a esta decepción Simone –declaró que nunca pudo superar ese golpe de racismo–[10] decidió abandonar la música clásica, y se acercó al blues y al jazz, tras empezar a trabajar en un club nocturno de Atlantic City.
También allí fue amenazada y violada por Andy Stroud, un policía del barrio, que logró casarse con ella, pasando de policía a convertirse en mánager de la artista y controlar toda su carrera.
Nina era el alias que le había dado un novio (la palabra "niña" en español, pronunciada por un angloparlante), y Simone lo tomó de la actriz francesa Simone Signoret a la que había visto en la película Casque d'or.
La versatilidad de Nina como artista es evidente en toda su música, que frecuentemente tenía una simpleza equivalente a la trova.
Regresó en 1978, cuando era buscada por evasión de impuestos (su marido y mánager la había arruinado y además se había negado a pagarlos durante varios años como protesta a la Guerra de Vietnam).
[5][6] En 1992, apareció la autobiografía de Nina Simone titulada I Put a Spell on You.
[16][3] Sus acompañantes habituales durante esta época fueron Leopoldo Fleming (percusión), Tony Jones (bajo), Paul Robinson (batería), Xavier Collados (teclado) y su director musical Al Schackman (guitarra).
En el Guinness Blues Festival en Dublín en 1999 su hija, Lisa Celeste, actuó como "Simone", cantando a dúo con su madre algunos temas.