Se trata de un municipio hispanófono, en el que el español cuenta con el predominio lingüístico reconocido legalmente.
Es zona rica en fuentes entre las que destacan Santa María, Feig y del Ramblizo.
El castillo se edificó en un promontorio situado a orillas del río Sot y a los pies de esta fortaleza se formó el pueblo que, por hallarse bajo de ella se llamó Sot de Chera, compuesto del latín saltus (paso estrecho) y el prerromano chera (peña).
En Sot quedó el resto del pelotón, siendo fusilados cuarenta y cinco hombres.
La gráfica muestra el crecimiento progresivo de la población, con algún descenso demográfico poco significativo en los años 1998 y 2006.
El porcentaje restante queda repartido entre América y la Unión Europea, teniendo esta última mayor representación.
La agricultura es intensiva, por hallarse muy repartida la propiedad en parcelas pequeñas, de modo que resultan casi indivisibles.
En cuanto a la industria antiguamente la más común era la de la transformación del caolín, cuyas minas ya eran explotadas en el siglo XIX.
La Gastronomía sotera, como la serrana, se compone de platos fuertes que ayudaban, antiguamente a sobrellevar mejor los fríos inviernos y los arduos trabajos en el campo.
Destacamos la olla churra, el Rin-Ran, gazpachos del pastor, gachasmigas, Ajoarriero, mojete, Mantecados, Congretes y LLescas o Torrijas.