Por regla general son los panes remojados en cualquier líquido,[1] bien sea agua caliente, vino (sopas borrachas), leche, caldo, aceite de oliva, etc. «Sopa» es el cognado español de soupe, zuppa o suppa en su sentido primigenio.
Las sopas, se podían remojar en diferentes líquidos nutritivos, que podrían ser por ejemplo: vino, leche o caldo de carne.
Es frecuente que fuera servido con el pan aparte para que el comensal se sirviera y en algunos casos el pan tostado o frito —como si de croûtons se tratara—.
En los banquetes, las sopas eran a menudo cortados de antemano en pedazos, e incluso era ocasión para consumir el pan duro.
En la cocina italiana se tiene de la misma forma las panadas.