Los sopistas eran estudiantes universitarios sin recursos económicos que rondaban conventos, mesones y tabernas entregando su música y simpatía a cambio de un humilde plato o, en los conventos, la llamada sopa boba, distribuida gratuitamente como limosna a los pobres, sobre todo por franciscanos y dominicos (órdenes mendicantes).
También se extendieron al resto de Europa, donde fueron conocidos como goliardos.
En España la tradición se siguió manteniendo hasta nuestros días.
A partir del siglo XVI se los conoce bajo el nombre de tuno, y se organizaron formando agrupaciones conocidas como tunas.
El término «sopista» es un doble sentido entre la referencia a la citada sopa boba y la semejanza fonética con la palabra sofista, filósofos de la Antigua Grecia que se servían de la retórica y el silogismo en sus juicios.